Todos aquéllos que gusten de la buena mesa y que, además, sean aficionados al turismo rural, pasarán un fin de semana inolvidable recorriendo la provincia de Ávila, un destino ideal en el que podremos disfrutar de hermosísimos paisajes, un patrimonio histórico de una gran riqueza y además disfrutar de los platos que forman parte de su recetario tradicional.
En Ávila destacan especialmente las carnes y los productos de la huerta, con los que se elaboran recetas que poseen las mismas características que estas tierras, fuertes, naturales y contundentes.
Destacaremos para empezar la carne de vacuno de esta provincia, cuyo prestigio es de sobras conocido por todos. Tiene Indicaciòn Geográfica Protegida, y con ella se hacem los famosos chuletones a la parrilla, conocidos comúnmente como chuletones de Ávila. Por supuesto, también se usa en guisos y estofados, con un excelente resultado.
Se elaboran exquisitos asados también con otros tipos de carne, destacando el cochinillo, el lechazo y el cordero. Tienen asimismo una gran importancia en la provincia los derivados de la matanza del cerdo, con los que se elaboran embutidos como los chorizos, morcillas y jamones. También abunda la caza menor, siendo un plato muy popular el conejo a la cazadora, una carne que se suele hacer también escabechada.
De los ríos Adaja y Tormes se extraen cangrejos, con los cuales se elaboran varios tipos de guisados.
Los productos que produce la huerta de Ávila tampoco se queda atrás en cuanto a calidad, sobresaliendo sus prestigiosas legumbres, algunas de ellas con Denominación de Origen. Así, encontramos entre ellas los garbanzos de Arèvalo o las famosas judías de El Barco, de las que seguro que todos hemos oído hablar. También son excelentes sus hortalizas, como por ejemplo sus pimientos y sus puerros, así como la fruta, de entre la que podemos resaltar la sandía, los melocotones e incluso las naranjas y limones.
Combinando sabiamente todos estos elementos, en sus cocinas se elaboran platos tan populares como la gallina en pepitoria, la sopa de pan, la bolla de chicharrones, el cocido, las alubias y las lentejas con chorizo, la sopa castellana, las patatas viudas, el pote navero, el repollo al ajoarriero, la empanada de puerros o las famosas patatas revolconas, también conocidas como patatas meneás, consistente en un puré de patatas con pimentón y productos cárnicos.
Cuando se habla de la gastronomía de la provincia de Ávila, no puede dejarse de hablar de su exquisita repostería, de una gran fama debido en gran parte a los excelentes dulces que tradicionalmente se elaboran en los conventos, hechos con los cinco sentidos y productos de primera, de manera artesanal y pacientemente por las monjas que en ellos habitan. Citaremos algunos como la tarta monjil, la torta de bizcocho y las rosquillas, Mención especial merecen las famosas yemas de Santa Teresa, un tentador dulce hecho con yema de huevo, azúcar, limón y canela.