Uno de los municipios más interesantes de los que podemos visitar por tierras castellanas, que son muchos, y más concretamente en la provincia de Toledo, es el de Talavera de la Reina, una atractiva localidad famosa más allá de nuestras fronteras gracias a su cerámica, y en la cual la historia ha dejado una profunda huella.
Ubicada en un bonito valle a orillas del río Tajo, y por el que discurre también el Alberche, se encuentra rodeada por las montañas de El Berrocal, todas ellas de escasa altitud, siendo la más elevada la conocida como Atalaya de Malojo, con 625 metros.
El patrimonio arquitectónico que la historia ha legado a la ciudad nos asombrará, tanto por los bellos monumentos que podemos ver en ella como por su gran extensión, que hace que se necesite más de un fin de semana para recorrerlos.
Así, de entre las muchas obras que forman parte de su arquitectura religiosa, podemos visitar la Basílica de Nuestra Señora del Prado, la Colegiata de Santa María la Mayor o el Monasterio Cisterciense de San Benito, además de un buen número de iglesias, capillas, conventos, ermitas y otros interesantes templos.
En cuanto a su arquitectura militar, podremos ver su muralla y sus torres albarranas y la muralla del segundo recinto, en la que se conservan la Torre del Polvorín y la Puerta de Sevilla. Otra de las obras de este estilo interesantes es el conocido como Huerto de San Agustín, que en su origen fue una Alcazaba construida por orden de Abderramán II.
Encontramos también en Talavera varias casonas, como la Casa de la Panadería, la Casa de los Molinos Nuevos, el Palacio de los Marqueses de Villatoya o la Villa Romana de Saucedo. Además, nos llamará la atención la gran cantidad de puentes que hay en la ciudad.
La cerámica que se fabrica en Talavera de la Reina es de las más populares de nuestro país. El agua usada para su elaboración procede del río Tajo, y con ella los artesanos hacen todo tipo de objetos. Esta tradición artesanal tiene su origen en épocas remotas, sabiéndose que ya los romanos que antiguamente se asentaron en esta tierra se dedicaban a ello.
La cerámica tiene en la ciudad su propio museo, el Museo de Cerámica Ruiz de Luna, un lugar que no se debe dejar de visitar por su interés y porque en él haremos un recorrido por este atractivo mundo, durante el cual podremos ver obras de gran valor.
El museo fue fundado por el prestigioso ceramista que le da nombre, y puede visitarse de martes a viernes, entre las 9 h. y las 15’15 h. Los sábados tiene abierto mañana y tarde, de 9’45 h. a 14’00 h. y de 15’45 h. a 19’00 h. Lo domingos podemos visitarlo de 10’00 h. a 14’30 h., y los lunes el museo permanece cerrado. Aunque cobran entrada, excepto a los niños y jubilados, es un precio que podemos considerar simbólico, ya que ni tan sólo llega al euro.
Antes de alejarnos de esta atractiva ciudad, podemos pasear relajadamente por alguno de sus parques, y acabar la visita comiendo en alguno de sus prestigiosos restaurantes. De entre los platos más populares y tradicionales de los que encontraremos en las cartas de dichos establecimientos podemos citar la perdiz y codorniz escabechada, el conejo con tomate al romero, el cochifrito, la gallina en pepitoria o el arroz con liebre.