Olot es un municipio gerundense, en la comunidad catalana, situado en pleno Parque Natural de la Zona Volcánica de La Garrotxa. Este enclave ha dado un carácter peculiar a la localidad y a sus gentes, que consideran algo cotidiano y habitual el vivir entre volcanes. Efectivamente, sólo en la misma población, encontraremos 4 de ellos, siendo el más popular el conocido como Moontsacopa, ubicado en pleno centro urbano.
Enclavada en una de las más hermosas comarcas catalanas, La Garrotxa, su entorno es de una gran belleza, ya que se halla en la confluencia de tres atractivos valles por los que discurre tranquilamente el río Fluviá.
En sus alrededores encontraremos parajes como la Fuente de La Moixina, un apacible rincón lleno de vegetación y paz que a tantos pintores ha inspirado y que incluso se suele identificar con la escuela de pintura de Olot, famosa por el gran número de buenos pintores paisajistas que de ella han surgido. O como su interesante Jardín Botánico, con un gran número de flores autóctonas.
Se trata de una localidad con un gran atractivo, una población agradable llena de paseos con árboles, que se caracteriza sobre todo por el gran número de edificios de estilo modernista que en ella podemos observar. Dentro de sus patrimonio, dispone sin embargo de otras obras de diferentes estilos, como su Claustro del Carmen, que data del siglo XVII, o su Iglesia de San Esteban, levantada durante el siguiente siglo.
Es todo un placer pasear por el casco antiguo del municipio, con sus callejuelas estrechas llenas de comercios y establecimientos, muchos de ellos con sus escaparates llenos de productos artesanos, ya que también la artesanía ha ido siempre muy ligada a la localidad.
Otro de los alicientes que Olot encierra es su gastronomía, a su “cocina volcánica”, como a sus habitantes les gusta nombrarla. Destacan dentro de ella las carnes de cordero a la brasa, que se suelen acompañar, como es típico de toda la comunidad, del sabroso allioli. Muy sobresaliente y abundante es también la carne de jabalí, con la que se elaboran deliciosos guisos y estofados. O la butifarra, que se suele comer también a la brasa con allioli y acompañada con judías. Estas últimas tienen un gran prestigio en la zona, donde poseen una judía blanca autónoma, la de Santa Pau.
Siguiendo con el tema de la gastronomía, una propuesta culinaria es la de acercarse a comer alguno de los días de nuestra estancia hasta el Restaurante La Déu, famoso en toda la comunidad catalana, donde tiene su origen un exquisito plato, “las patatas rellenas de Olot”, y que es la especialidad de la casa, no pudiendo compararse a nada parecido que hayamos probado. Simplemente, estupendas.
No deberíamos dejar la zona sin visitar la cercana “Fageda d’en Jordá”, un gran bosque de hayas de una gran belleza, especialmente si se visita durante la estación del otoño.